sábado, 8 de noviembre de 2008

La Madre Piadosa estaba junto a la Cruz

Con estas palabras del conocido himno del medievo “Stabat Mater dolorosa…” contemplamos hoy a María, en su Soledad, que sufre la pasión, cruz y muerte del Hijo; padecer en soledad es terrible, no se sabe si se sufre más por el dolor o por encontrarse solo ante tan inmenso drama. Con razón la Iglesia por tantos motivos, pero uno de ellos éste, ha reconocido a la Virgen como corredentora junto a su Hijo en la gran obra de la Salvación que Dios ha querido para la humanidad.

Ella ha vivido en Soledad estos acontecimientos, su esposo José ha muerto, o al menos no aparece en ninguno de los evangelios desde muy pronto, en los momentos de la infancia de Jesús y muy poco más; esto nos hace intuir que los días de la pasión José ya había muerto y es María la que con algunas mujeres, puede que incluso con Juan, el discípulo amado discretamente, acompañen a Jesús en los días de su pasión y muerte; pero el sufrimiento es de cada uno y no se si habrá mayor dolor en esta vida que el de una madre, que acoge solitariamente el cuerpo muerto de un hijo inocente ajusticiado, experiencia que tensa y que pone a prueba todos nuestros sentimientos.

María sabía ya esto hace mucho tiempo, lo guardaba en su corazón como tantas cosas, puesto que a los pocos días del nacimiento de Jesús en su presentación en el Templo de Jerusalén ya le habían proféticamente anunciado que una espada de dolor traspasaría su alma, ”Vivía entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, que era justo y piadoso, y esperaba el consuelo de Israel. El Espíritu Santo estaba en él y le había revelado que no moriría antes de ver al Mesías del Señor. Conducido por el mismo Espíritu, fue al Templo, y cuando los padres de Jesús llevaron al niño para cumplir con él las prescripciones de la Ley, Simeón lo tomó en sus brazos y alabó a Dios, diciendo:"Ahora, Señor, puedes dejar que tu servidor muera en paz, como lo has prometido, porque mis ojos han visto la salvación que preparaste delante de todos los pueblos: luz para iluminar a las naciones paganas y gloria de tu pueblo Israel".

Un rayo profético se desprendió del encuentro entre la Sagrada Familia y el justo Simeón. Ese rayo profético anuncia la vida a todos los que esperan la redención, pero anuncia una espada de dolor. “¿que significa tan súbita mudanza?, ¿que es por que pasa?, ¿que turbación tan grande es esta?, ¿que es lo que has visto, has sentido?, no lo ocultes, manifiéstamelo; te ruego y conjuro por el Dios que ambos adoramos, ¡oh regia Virgen!, no me fuerces; ¿porque me has conjurado tan solemnemente? No quisiera en modo alguno darte tales nuevas, pero es preciso, escucha: mucho te regocijas por este Niño, y con razón pero tiempo vendrás en que experimentaras lastimeramente doblados los dolores que no conociste en el parto. Pues este infante esta destinado para ruina y para resurrección de muchos... todas las naciones se enfrentaran con este Niño, pero El triunfará... que virtud tan poderosa se oculta en este Niño, pero aunque todos ellos tengan que sufrir en su cuerpo, tu, ¡oh Virgen!, tendrás que sufrir inmensamente más en tu espíritu pues será para ti misma este Niño una espada que traspasara tu alma... pero tu alma será traspasada mucho mas cruelmente por la espada de su pasión. No quiero, ¡oh Señor!, no quiero llegar a contemplar estos dolores, estos padecimientos, estas angustias; no quiero verte despedazado por los azotes, afeado, sujeto por los clavos, coronado de agudas espinas... ha recibido la maldición de la cruz a fin de que en El fuésemos todos bendecidos, y la muerte, para que en El viviéramos nosotros, así también quiso pasar por esclavo para darnos a nosotros la libertad...”.

El primogénito hoy presentado a Dios es ya, desde el primer momento anunciado como el Redentor de la humanidad, una redención que será manifestación definitiva del amor de Dios por los hombres, pero redención que no estará exenta de dolor, dolor en Maria, dolor del Cristo Redentor que ya proféticamente Simeón anuncia, dolor de tantos como sufren sin un sentido porque difícil es encontrarlo cuando sabemos que todo en Dios es intención suprema de dar lo mejor al ser humano al que ha creado por amor, todo es búsqueda de un mundo nuevo, pero vemos que siempre el dolor esta presente como algo inevitable, como algo que marca nuestras vidas, experiencias que hacen que el ser humano mire a lo alto esperando una explicación. Una espada traspasara tu alma se le anuncia hoy a Maria, y Jesus bandera discutida que será caída o resurrección de muchos en Israel porque será puesto al descubierto el pensamiento de muchos. ¿Porque Jesús debe realizar este camino, que sentido tienen estas palabras?, porque ya estará marcado bajo la estela del dolor, porque el sufrimiento y el dolor de tantos inocentes como el Niño que hoy es presentado en el Templo de Jerusalén. Ante la realidad del dolor tendremos que guardar silencio y mirar siempre con esperanza, luchando con todas nuestras fuerzas contra el pero siempre con fe, sabiendo que nuestra dignidad humana será siempre presente, nada ha quitado a Jesus su condición de Salvador, nadie ha visto retirarse a Maria siempre al lado de su Hijo, acompañándolo y dándole fortaleza. El dolor siempre ha sido el mayor interrogante que la humanidad, especialmente los no creyentes, han puesto ante Dios, ante los creyentes, porque la creación de un Dios que se dice misericordia sufre, porque Dios permite todo esto, y sin embargo habremos de decir que Dios no quiere el dolor, este es siempre consecuencia de una libertad mal administrada por el hombre, o realidad de nuestra condición siempre limitada, ¿porque Dios no ha creado al hombre menos libre y lo ha hecho mas bueno? Fueron muchas las dificultades que María tuvo que superar al afrontar las consecuencias de aquel SI al Señor, todas nuestras opciones en la vida tienen como añadido consecuencias que en unos casos favorecen nuestro crecimiento y desarrollo en otros nos deparara incógnitas a las que responder. Maria ha dicho SI con todas sus consecuencias, “aquí esta la esclava del Señor, que se haga como Él dice” y de esta manera Simeón profetizo que una espada le traspasaría el corazón. Cuando Jesús tenía doce años, ella experimentó las peores pesadillas que los padres pueden tener, cuando tuvo a su hijo perdido durante tres días, el Niño tenía que estar en las “cosas de su Padre” y Maria guarda todo esto en su corazón, lo sabe que este Niño a los jefes religiosos ha de indicar lo que Dios esta ya haciendo, “tu padre y yo te hemos estado buscando y el Niño crecía en estatura y en gracia de Dios”. Y después de su actividad pública, sufrirá la incomprensión que su Hijo sufre quiere recogerlo llevarlo a su lado “tu Madre tus hermanos te buscan”, “mi Madre y mis hermanos son aquellos que buscan la Palabra de Dios y la cumplen...”y María guarda todo esto en su corazón. Con fortaleza esta vez, si esta su corazón traspasado por la espada de dolor, acompaña la agonía de la pasión, crucifixión y muerte de su Hijo, cabe mayor dolor para una madre que la muerte de un hijo y habría que decir cabe mayor dolor para un hijo que ver sufrir a una madre?, y María sigue acogiendo todo en su corazón, ahora acoge al Hijo depuesto de la cruz, piedad sin limites, fortaleza manifestada al máximo, corazón traspasado pero ahora se pone de manifiesto la luz de las naciones, el pabilo vacilante que ella ha ayudado a mantener ardiendo como corredentora. En las diversas pruebas Ella permaneció fiel a su promesa, sostenida por el espíritu de fortaleza. Y por ello tuvo como recompensa la gloria.“el Hijo en la cruz, la Madre junto a la cruz; más aún, el Hijo enclavado en la cruz, y la cruz clavada en el corazón de María. Había solo una cruz, y eran los dos los que colgaban allá; un solo tormento, y dos los que sufrían: el Hijo en el cuerpo, la madre en el corazón. Los clavos taladraban las manos del Hijo, pero a la vez las entrañas de María; la corona punzaba la cabeza santa y el corazón sagrado.”

Los hombres y mujeres de todos los tiempos que con fe esperan al Salvador, que ansían en su interior el encuentro con el Señor y ahora ven cumplida su esperanza, ahora se ve su corazón inundado de verdad, nuestro mundo espera al Salvador, espera en la iglesia el testimonio de este Cristo enviado del Padre que llena nuestras vidas de sentido, pero tantos tropiezos, tantas interrupciones, impiden que descubran su presencia en nosotros. Solo en El podemos encontrar, no la solución, pero si el sentido del dolor.Hoy María presenta al Hijo de Dios en el templo, luz para alumbrar a las naciones, gloria de la humanidad que necesita ser redimida, Maria siempre Maria es para nosotros camino de salvación porque nos indica el camino hacia el Salvador, solo falta que nosotros queramos como Simeón verlo, ponernos en camino; discretamente nos lleva al Hijo de Dios, nunca usurpara su lugar, en la historia de la redención cada uno es protagonista de la propia historia, sabiendo que es la Historia del amor de Dios que en su Hijo tiene la máxima expresión.

“pues este infante está destinado para ruina y resurrección de muchos. Muchos chocaran contra Él y se desplomaran, y también muchos caídos serán levantados. Este infante está destinado para ser el blanco de la contradicción por parte de muchos, por los príncipes del pueblo, por los sacerdotes, por los reyes y emperadores de los gentiles; todos los gentiles, todos los pueblos, todas las naciones y todo el orbe se enfrentarán con este Niño, pero el triunfará de todos”.

El Papa Juan Pablo II ha sido para la Iglesia de estos años el Pastor que con seguridad nos ha guiado al inicio del tercer milenio, su testimonio personal de santidad ha movilizado al mundo entorno al Vicario de Cristo, entorno a la Iglesia y de una manera muy especial a los jóvenes; una vida verdaderamente al servicio del pueblo de Dios hasta el último momento en que agotado por el peso de los años y del sufrimiento ha dado su vida, su persona incluso después de muerto atrae a multitudes junto a su tumba en la grutas de la Basílica de San Pedro diariamente visitada por infinidad de personas que allá van a rezar. Su experiencia personal del dolor, del sufrimiento comenzó allá en su Polonia natal con la pronta muerte de sus padres y hermano, con la persecución de los regimenes totalitarios y después con el doloroso atentado que a él mismo conmocionó al pensar que alguien había puesto ante el Papa un arma mortal, el apóstol de la paz, su sufrimiento fue un dolor físico pero también moral. Pero descubrió aquí que Dios en la Virgen Maria, “Totus Tuus” es su lema episcopal, no había dejado que aquel 13 de mayo de 1981, festividad de la Virgen de Fátima a las 17.20 h. Fuera victima de aquel que no sabemos bien en nombre de quien quería acabar con su vida.El mismo Juan Pablo II convaleciente en el hospital se da cuenta de aquella coincidencia y después de haberlo pensado se decide, pide ver el tercer secreto de Fátima depositado en el archivo de la Congregación para la Doctrina de la Fe, era el 18 de julio, a.C. el Santo Padre lee el secreto, una vez leído no tiene duda, es su propio destino, descubre que su vida había sido salvada por Dios con la ayuda de la Santísima Virgen. Al Obispo vestido de blanco se le había intentado dar muerte como había referido Sor Lucia pero Juan Pablo II había escapado de esta muerte. Es la presencia de Dios en la humanidad que había cambiado la historia que en la mano materna de la Virgen ha desviado aquella bala destinada a dar muerte al Papa, hoy esta bala esta para siempre engarzada en la Corona de la Virgen de Fátima.

“no quiero ¡oh Señor!, no quiero llegar a contemplar estos dolores, estos padecimientos, estas angustias, no quiero verte despedazado por los azotes, sujeto con los clavos coronado de espinas. Ahora saca, Señor, en paz de este mundo a tu siervo. Gracias te doy por que yo muero en paz". Y diciendo esto saludando a la Virgen María se retiró.

Es la realidad de la vida luz y espada de dolor, a poco que reflexionemos descubrimos que es así en nosotros mismos, nuestro testimonio cristiano es una ofrenda a un mundo que, en muchos aspectos, es frágil. La unidad de la creación de Dios se debilita por heridas profundas cuando las relaciones sociales se rompen, o el espíritu humano se encuentra casi completamente aplastado por la explotación o el abuso de las personas.

Como testigos creyentes. ¿Como podemos ofrecer esperanza de paz, restablecimiento y armonía a esas situaciones de sufrimiento?, Es, el misterium iniquitatis, del que hablaba san Agustín: el misterio del mal en el mundo y en el hombre. ¡Si es un misterio! Cuantas veces hemos escuchado estas preguntas tan inquietantes como difíciles de responder: ¿Por que existe el mal en el mundo, si Dios es tan bueno? ¿Por que permite el dolor y el sufrimiento humano, sobre todo de los mas débiles, los inocentes y desamparados? ¿Porque las guerras, las injusticias, el odio, la venganza, la prostitución, el abuso de los poderosos?, sentimos tal vez indignación o rebeldía interna... también la tentación de preguntarle a Dios; ¿Pero, no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De donde, pues, sale la cizaña? EI el Señor nos responde lo mismo que a los obreros: Un enemigo lo ha hecho... mientras vosotros dormíais.

“Estos son, Señor, los testimonios que dan de ti aún antes de que se apacigüen a tu vista las olas del mar, antes que el viento se calme ante tu mandato, y que los muertos resuciten a tu llamamiento y se oscurezca el sol a tu muerte y tiemble la tierra en tu resurrección y se abran los cielos en tu ascensión, pues eres llevado en brazos de tu madre y ya te reconocía todo el orbe por su Señor”



Fr. Luis Valero Hurtado. http://www.soledadysepulcro.org/colaboraciones.html

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